En tierra de mariachis todo suena diferente, ¿verdad mi wey?
Esta vez me he decantado por una ciudad con encanto, tranquila, pacífica y sobre todo tratándose de México, es muy segura. Se encuentra enclavada bajo el estado de Jalisco, limítrofe al norte; Michoacán al sur y el océano Pacífico al oeste. Algo así como la “la niña bonita” que todos acunan.
Su clima es agradable, con temperaturas similares durante todo el año, pero eso sí, las lluvias también lo son.
Debido a su pasado como tierra de dioses y culturas ancestrales, existen lugares de culto para seres mitológicos, y en especial a un dios (Tláloc), denominado como creador de la lluvia. Al estar ubicada la ciudad entre dos volcanes, no nos podemos olvidar que también es considerada como “tierra de fuego”.
Hay muchas opciones para pasarlo bien en Colima, podemos visitar la parte histórica formada por: palacios, las ruinas de un antiguo convento franciscano, teatros, el archivo histórico y las populares haciendas con sus grandes extensiones de terreno.
Visitar Parques Naturales donde disfrutar de la naturaleza que ofrece el lugar, e incluso dar agradables paseos en kayak.
Puedes hacer algo totalmente diferente, puedes y debes visitar las pequeñas “fábricas” o talleres familiares donde los indígenas de la zona trabajan la piel y la madera; creando verdaderas obras de arte imposibles de conseguir en cualquier otro lugar.
Aunque si lo que quieres es relajarte y pasar un día desconectado de todo, debes probar sus termas, donde el agua caliente hará que tus músculos se relajen y liberen la tensión acumulada.
Otra opción es disfrutar de sus maravillosas playas, algunas de ellas totalmente vírgenes.
Sin duda se trata de una ciudad con multitud de posibilidades, viajes en el mes que viajes, siempre encontrarás algún festejo regional.
Y es que en esta tierra de palmeras y cocoteros la palabra “lentamente” forma parte de su vida, han absorbido por completo la esencia de la misma y eso se ve reflejado en su modo de vivir. Para ellos es algo similar al disfrute, a olvidarse del estrés, del reloj, del tiempo. Hay que vivir de forma tranquila. Para los colimotas la existencia debe estar llena de placer y gozo, tal vez por eso tengan un índice tan elevado de natalidad 🙂 .
Yo voy a hacer lo propio, y evocando en mis pensamientos a Juan Rulfo y su abnegado Pedro Páramo cito a sus tres Comalas: la edénica, la infernal y la real. Yo me quedo con las dos buenas, es imposible que en un lugar así exista algo endiablado. Así es que, desde la emblemática plaza con el quiosco blanco, me despido hasta nueva orden.
Ándele.
